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martes, 6 de noviembre de 2007

Romance de un Sentir




Y comprar, y comprar un cuento
ay azulito como el cielo...
y escribir, y escribir una historia
regaíta de sufrimiento...
y escribir, y escribir, y escribir,
así me paso to er día pensando
pá vivir, pá vivir, pá vivir
pá vivir despierta y soñando...


Entre el sol y la luna tengo
una choza de rama
donde crece la yerbabuena
ay por toas las ventanas.
Entre el sol y la luna tengo
una choza de rama
donde llega la brisa de venus
cuando estoy en la cama...

Componer, componer un poema
ay pa quitarte toas las penas
y reir, y reir y reir...
y fumarnos tos los problemas
y es que a mi y es que a mi
me gusta cantarle a la noche
a mi me gusta cantarle al día
cuando estoy deprimía
yo me lo alegro por bulerías
y es que a mi y es que a mi y es que a mi
me gusta cantarle a la noche
a mi me gusta cantarle al día
cuando estoy deprimía
yo me lo alegro por bulerías


Entre el sol y la luna tengo
una choza de rama
donde crece la yerbabuena
ay por toas las ventanas.
Entre el sol y la luna tengo
una choza de rama
donde llega la brisa de venus
cuando estoy
cuando estoy
cuando estoy
y cuando estoy contigo en la cama...



(Canteca de Macao - 2007)

viernes, 21 de septiembre de 2007

Solo es un pensamiento...





Its just a thought
But Ive noticed somethin strange,
Gettin harder to explain;
All the years are passin bye and bye,
Still I dont know what makes it go;
Who said to wait and youll see?

Its just a thought
But I wondered if you knew
That the song up there is you.
They cant take it from you
If you dont give it away;
Dont give it away; ooh (its given away.)

Its just a thought
But the word has come too late
That a bad idea will take
Just about a lifetime to explain,
And dont you see,
Good ones gonna be much longer;
Whos gonna wait, just to see?


***


De repente tenía los ojos vendados.

- Abre la boca. – y una nueva cucharada de alguna deliciosa crema preparada para mi me deleitaba con un arco iris de sabores. La paladeaba lánguidamente, hasta que no quedaba nada más que el paladar que había depuesto en mi boca. – muy bien pequeña, muy bien.

- Gracias Mi Señor. – respondía a su voz. Al mismo tiempo me preguntaba si interpretaba un papel para él o realmente me sentía cómoda en aquellas circunstancias.

- Eres preciosa. Abre la boca. – una mano me cogió la barbilla con delicadeza levantando mi cabeza y sobre mi labio se apoyó un fino cristal frío, seguido de un riego de vino tinto, intensamente afrutado y dulce, que inundó mi paladar. Y al tragarlo no pude evitar relamerme, pasando suavemente mi lengua por los labios.

- Gracias Mi Señor. – sus dedos recorrieron delicadamente mi boca, por primera vez en toda la noche sentí una agitación interior que me hizo encoger el vientre, colmar mi pecho de aire y suspirar.

- Creo que esto te está estorbando. – un metal frío, punzante, fino pasó entre mis pechos. No me hizo falta verlo para sentir que era un cuchillo de gran envergadura. Me puso nerviosa. Rompió la tela telo en dos liberando mis pechos y dejándolos desnudos ante sus ojos para su propio deleite. - ¿No confías en mi pequeña?

Sabía la respuesta, la respuesta era “Sí, Mi Señor” pero lo cierto era que no, sentir aquel metal afilado sobre mi cuerpo me hizo ponerme nerviosa, excitada al mismo tiempo también, pero nerviosa y temerosa, al fin y al cabo, yo no conocía a aquel hombre de nada, y me había puesto a su merced dejándome atar a una silla y vendarme los ojos. Lo mejor era no pensarlo, estaba bajo su voluntad y eso ay no tenía remedio.

- Mi Señor, sino confiara en ti, ¿Por qué iba a estar atada a una silla y con los ojos vendados? Dispuesta para lo que quiera hacer conmigo. Soy suya.

- Eres una putita lista… - sentí su voz cerca de mi, a mi lado, por debajo de mis oídos. Estaba inclinado sobre mí. Su lengua rozó uno de mis pezones. Y otro suspiro se escapó por mi boca.

Mis piernas dejaron de sentir la opresión de las cuerdas que me unían los tobillos a las patas traseras de la silla. Después fueron mis muñecas. Me sentí orgullosa de haber dado la respuesta correcta. Gracias a ella me liberaba de mis ataduras.

- En pie – su voz se hizo grave y firme. Yo no podía entender por qué ese cambio de actitud tan brusco. Pero obedecí sin pensármelo. – separa las piernas. De nuevo sentí como algo rodeaba mis tobillos. Oí ruido de cadenas, pero era cuero lo que tenía sobre mi piel. Cuando terminó de abrocharme las correas y se separó de mí, sentí entre mis piernas algo rígido que me impedía juntarlas y que me hizo perder el equilibrio, él me recogió en sus brazos. – tranquila pequeña, yo estoy aquí. – acto seguido juntó mis muñecas, las rodeó con correas unidas por una cadena que tintineaba y me tiraba hacia delante.

Por unos instantes solo pude escuchar el ruido de las cadenas entrechocando unas con otras, mis brazos fueron obligados a elevarse por encima de mi cabeza. Mis pies se elevaron del suelo unos centímetros. Estaba suspendida en el aire.

De nuevo, el metal punzante sobre mi piel, esta vez sobre mi vientre, dibujaba círculos, se podía oír cómo su afilada cuchilla rozaba mi piel, se metía entre la gomita de mis bragas y bajaba por mi pubis.

- Tienes que confiar en mí, pequeña, ¿eres una buena putita? – Su voz era firme, y eso me producía seguridad.

- Sí, Mi Señor...





(CONTINUARÁ...)

lunes, 6 de agosto de 2007

Lunes


Hoy perdí en mil recuerdos
que no dejan dormir.
¡Cuánto veneno!

Para sonreír son malos tiempos
Otoño ya está aquí
¡Cuántos tormentos!

¿Dónde coño te escondes, felicidad?
Los lunes de octubre donde estarás
¿Dónde coño te escondes, felicidad?
Me condenas a muerte de soledad.

Para caminar valen los sueños.
Y no me quedan más.
Llévame a hombros.

Es tarde ya para tus besos.
Fui perro para ti,
No quiero huesos.


Canción de La Fuga, Los lunes de Octubre. Acompañados en la voz por Kutxi Romero.


viernes, 13 de julio de 2007

Cerrado por vacaciones


Asturias patria queridaaaaaa...
Astrurias de mis amooreeeeees...

miércoles, 11 de julio de 2007

Luna de ABRIL

Se le ha olvidado mirarte
Se le ha olvidado dejarte respirar
Como en un sueño pequeño las cosas en serio
No tienen su lugar

Nada más triste que un amanecer
Cuando no hay nada que te haga despertar
Nada más lento que el tiempo que dura el momento
Que no debe llegar

Se le ha ocurrido olvidarte
Pero hace falta valor para olvidar
Cada momento es un mundo que en solo un segundo
Se puede derrumbar

Solo tú entiendes su forma de ser
Tienes la llave de su sinceridad
Pero el silencio confunde y tus sueños se hunden
Antes de navegar
Y yo que vivo de los recuerdos
Paso las horas buscando
La luna entre el cielo nublado de abril
Y yo que me consumo por dentro
Miro mi vida y no encuentro
Otra forma de vida que estar junto a ti

Su voz te suena distante
Tu boca no puede hablar sin pronunciar
Su nombre en cada sonido y a ratos perdidos
Te cuesta respirar

Todas las cosas que puedes temer
Giran entorno a la posibilidad
De que ella un día decida
Entre tu mundo y su vida
Y no vuelva jamás

Y yo que vivo de los recuerdos
Paso las horas buscando
La luna entre el cielo nublado de abril
Y yo que me consumo por dentro
Miro mi vida y no encuentro
Otra forma de vida que estar junto a ti (bis)

podéis escucharla aquí:
http://www.myspace.com/callemistica

jueves, 21 de junio de 2007

"El Juego"... Las ocho cosas sobre Alycia."

Habían puesto la mesa debajo de un árbol, delante de la casa, y la Liebre de Marzo y el Sombrerero estaban tomando el té. Sentado entre ellos había un Lirón, que dormía profundamente, y los otros dos lo hacían servir de almohada, apoyando los codos sobre él, y hablando por encima de su cabeza. «Muy incómodo para el Lirón», pensó Alicia. «Pero como está dormido, supongo que no le importa.»

La mesa era muy grande, pero los tres se apretujaban muy juntos en uno de los extremos.

--¡No hay sitio! --se pusieron a gritar, cuando vieron que se acercaba Alicia.

--¡Hay un montón de sitio! --protestó Alicia indignada, y se sentó en un gran sillón a un extremo de la mesa.

--Toma un poco de vino --la animó la Liebre de Marzo.

Alicia miró por toda la mesa, pero allí sólo había té.

--No veo ni rastro de vino --observó.

--Claro. No lo hay --dijo la Liebre de Marzo.

--En tal caso, no es muy correcto por su parte andar ofreciéndolo --dijo Alicia enfadada.

--Tampoco es muy correcto por tu parte sentarte con nosotros sin haber sido invitada --dijo la Liebre de Marzo.

--No sabía que la mesa era suya --dijo Alicia--. Está puesta para muchas más de tres personas.

--Necesitas un buen corte de pelo --dijo el Sombrerero.

Había estado observando a Alicia con mucha curiosidad, y estas eran sus primeras palabras.

--Debería aprender usted a no hacer observaciones tan personales --dijo Alicia con acritud--. Es de muy mala educación.

Al oír esto, el Sombrerero abrió unos ojos como naranjas, pero lo único que dijo fue:

--¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?

«¡Vaya, parece que nos vamos a divertir!», pensó Alicia. «Me encanta que hayan empezado a jugar a las adivinanzas.» Y añadió en voz alta:

--Creo que sé la solución.

--¿Quieres decir que crees que puedes encontrar la solución? --preguntó la Liebre de Marzo.

--Exactamente --contestó Alicia.

--Entonces debes decir lo que piensas --siguió la Liebre de Marzo.

Las reglas del juego:
Primera regla:Cada jugador(a) comienza con un listado de ocho cosas sobre sí mismo.
Segunda regla:Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
Tercera regla:Tienen que seleccionar a ocho personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.
Cuarta regla: No olvidar dejar un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego"... Las ocho cosas sobre mi misma/o.
---ooo---

1.- Soy una soñadora romántica que aun ve la vida con los ojos de una niña de seis años, y aun siendo consciente de ello, tengo la esperanza de no perderlo nunca.

2.- Me acecha el miedo constante de que pensarán los demás sobre mí, vivo a menudo preguntandome si seré una buena persona, si tendré un corazón humilde y sencillo. Me preocupa hacer daño a los demás y no hacer lo que se espera de mí. La incertidumbre del propio ser...

3.- Uno de mis sueños más anhelados es ser mamá, quizás porque el pasado me persigue.

4.- Hacerme reir es ganarte mi corazón. Odio el oro y los diamantes. Me niego a pagar para que haya personas exclavizadas en su propia tierra o dispuestas a matar por un trozo de lo que no debería tener dueño.

5.- No puedo soportar la idea del dolor, me aterra y me da panico poder sentir un dolor insoportable, formar parte de un conflicto, que existan torturas (tanto a personas como animales...) no puedo concebir que haya gente que disfruta haciendo daño al debil...

6.- Soy una curiosa irremediable, asi que, no me asusta meterme en cualquier madriguera que me llame la atención.

7.- Soy cabezota y terca, y puedo llegar a ser repetitiva y cansina.

8.- La vida debería estar llena de música de los 70 y de cuadros de Picasso.

Y quien quiera seguir el juego que lo siga... un beso a todos.


Espero no haberte decepcionado mucho Señor de Las Brumas, jajaja...

viernes, 25 de mayo de 2007

Un beso

Aquella noche te besé desesperadamente... a pesar del temblor de piernas, a pesar de haber pasado de cero a cien en menos de cuatro segundos y que mi cabeza no estuviera del todo colocada... dar aquel paso, juntar tus labios con los mios lo cambiaba todo entre nosotros, y los cambios, siempre dan miedo. A pesar de todo lo hice pensando una vez que estén juntos ya no habrá vuelta atras, pero si no le beso hoy, quizás no lo haga nunca.

Quizás no hubiera conocido al hombre más maravilloso del mundo, con el que quiero compartir el resto de mis dias y de mi vida... con el que deseo despertar cada mañana y sentir de nuevo el roce de esos labios calidos y carnosos que siempre saben despertar mi pasión, y mi deseo, y mi sonrisa y robarme un te quiero.

Aquella noche te besé desesperadamente, pero fue el beso más bonito que me habían dado, el más deseado... una noche de abril en la que sentí por primera vez el deseo de tus manos en mi piel...

A veces se me olvida lo mucho que te quiero, todo lo que me haces sentir, pero anoche volví a recordar aquel primer beso y volví a estremecerme...


jueves, 3 de mayo de 2007

Alicia empezaba ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del río, sin tener nada que hacer: había echado un par de ojeadas al libro que su hermana estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni diálogos. «¿Y de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?», se preguntaba Alicia.

Así pues, estaba pensando (y pensar le costaba cierto esfuerzo, porque el calor del día la había dejado soñolienta y atontada) si el placer de tejer una guirnalda de margaritas la compensaría del trabajo de levantarse y coger las margaritas, cuando de pronto saltó cerca de ella un Conejo Blanco de ojos rosados.

No había nada muy extraordinario en esto, ni tampoco le pareció a Alicia muy extraño oír que el conejo se decía a sí mismo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!» (Cuando pensó en ello después, decidió que, desde luego, hubiera debido sorprenderla mucho, pero en aquel momento le pareció lo más natural del mundo). Pero cuando el conejo se sacó un reloj de bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de un salto, porque comprendió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto.

Un momento más tarde, Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir.

Al principio, la madriguera del conejo se extendía en línea recta como un túnel, y después torció bruscamente hacia abajo, tan bruscamente que Alicia no tuvo siquiera tiempo de pensar en detenerse y se encontró cayendo por lo que parecía un pozo muy profundo.

O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, porque Alicia, mientras descendía, tuvo tiempo sobrado para mirar a su alrededor y para preguntarse qué iba a suceder después. Primero, intentó mirar hacia abajo y ver a dónde iría a parar, pero estaba todo demasiado oscuro para distinguir nada. Después miró hacia las paredes del pozo y observó que estaban cubiertas de armarios y estantes para libros: aquí y allá vio mapas y cuadros, colgados de clavos. Cogió, a su paso, un jarro de los estantes. Llevaba una etiqueta que decía: MERMELADA DE NARANJA, pero vio, con desencanto, que estaba vacío. No le pareció bien tirarlo al fondo, por miedo a matar a alguien que anduviera por abajo, y se las arregló para dejarlo en otro de los estantes mientras seguía descendiendo. «¡Vaya! », pensó Alicia. «¡Después de una caída como ésta, rodar por las escaleras me parecerá algo sin importancia! ¡Qué valiente me encontrarán todos! ¡Ni siquiera lloraría, aunque me cayera del tejado!» (Y era verdad.)Abajo, abajo, abajo. ¿No acabaría nunca de caer?

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